Hola a todos y a todas. Aquí estamos de nuevo. Y qué mejor que una buena canción para empezar el fin de semana??!
Mítica canción, esperamos que la disfruteís.
Hoy nos ha dado por pensar el papel de la televisión en nuestra radio ¿Vosotros qué pensáis?
Artista: The Bluggles
Canción: Video Killed the radio star
Feliz viernes a todo el mundo
ME HA CONTADO UN PERIQUITO… que a través de las ondas han sucedido multitud de historias curiosas. En este blog, queremos mostraros las más importantes. El poder de la radio es inigualable, pues estimula la imaginación de los espectadores de tal forma que pueden llegar a tener lugar acontecimientos increíbles. La radio ha formado grupos musicales, ha separado parejas e, incluso, ha llegado a provocar el caos . ¡Animáos a alimentar vuestra creatividad con el poder de la radio!
Radio Periquito
viernes, 16 de diciembre de 2011
miércoles, 14 de diciembre de 2011
La radio tuvo gran importancia durante la Segunda Guerra Mundial
Incluso antes de llegar al poder, Hitler escribió que la radio “es un arma terrible en manos de quienes sepan hacer uso de ella” (1925). Así, cuando en 1933 alcanzó la cancillería, una de sus primeras preocupaciones fue hacerse con el dominio de las ondas.
Durante una guerra, la radio puede proporcionar informaciones que están sometidas a censura en la mayoría de los países beligerantes. Por ello, los habitantes de países en guerra buscan emisiones extranjeras, sobre todo programas en su misma lengua. Cada estado difunde así informaciones en la lengua de sus enemigos, no sólo para informarlos, sino para echar por tierra la moral de la población.
En la emisora francesa de Estrasburgo se emitían emisiones en alemán, mientras que su escucha en Alemania estaba prohibida. De la misma manera, en la emisora de Stuttgart, los alemanes difundían emisiones en lengua francesa.
La radio desempeñó un papel en la estrategia misma. Cuando la mayor parte del continente europeo fue ocupada por los alemanes, escuchar la radio inglesa fue a menudo la primera forma de resistencia. Más tarde, también por radio se establecieron los contactos entre los resistentes y las fuerzas aliadas.
Ante todo fue un arma psicológica, no sólo por sus emisiones de información, sino también por la intoxicación producida a sus adversarios. Éste fue el papel de las radios negras, ocultaban su origen para intoxicar a la opinión de los países enemigos. Los ingleses llegaron a ser maestros en la materia con Sefton Delmer, durante mucho tiempo periodista en Berlín. Lanzaba una Radio-Secret, como si se tratara de emisiones clandestinas en la misma Alemania.
La radio también contribuyó, en algunos casos, a la finalización del conflicto. En Italia, en octubre de 1943, fue utilizada para que Malta fuera ganada por los barcos italianos. En Japón, el emperador tomó la palabra para anunciar la capitulación en 1945.
Por su parte, Boris Cartagena, orientador del Liceo Los Dominicos en Chile habla así sobre el día del comienzo de la guerra “mucha gente salía a la calle, hablaba, escuchaba la radio… había comenzado la Segunda Guerra mundial. Vivía en ese entonces en Valparaíso, tenía seis años, me había dormido solo, y me despertaron los ruidos de pasos en la noche. Me asomé a la ventana, vi mucha gente, me asusté y fui corriendo al dormitorio de mi papá. Él me abrazó, estaba con una radio Zenit, y me dijo “los alemanes invadieron Polonia, comenzó la guerra.”
"Crecí en un mundo que era sólo de guerra ¿en qué iban a continuar la radio y los diarios después? pensaba”.
Esta historia es una de las tantas que hay, niños que nacieron escuchando en la radio la onda corta que les traía desde Europa los sones de marcha, balas, ruidos de cañones, comunicados y palabras en idiomas extraños.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la radiodifusión mostró su superioridad ante la prensa escrita, pues ésta estaba sometida más fácilmente a la censura. Sin embargo, la radio ignoraba fronteras, por lo que llegó a tomar, como la guerra, dimensiones mundiales.
“LA RADIO PERMITE UNA RAPIDEZ DE COMUNICACIÓN QUE HACE CORRER LA NOTICIA JUNTO AL ACONTECIMIENTO MISMO.”
La guerra de los mundos
El 30 de octubre de 1938, Orson Welles (1915-1985) y el Teatro Mercurio, bajo el sello de la CBS , adaptaron el clásico La guerra de los mundos, novela de ciencia ficción de H.G. Wells, a un guión de radio.
La historia es una adaptación del libro. Los hechos se relataron en forma de noticiario, narrando la caída de meteoritos que posteriormente corresponderían a los contenedores de naves marcianas que derrotarían a las fuerzas norteamericanas usando una especie de "rayo de calor" y gases venenosos. La introducción del programa explicaba que se trataba de una dramatización de la obra de H. G. Wells; en el minuto 40:30 aproximadamente aparecía el segundo mensaje aclaratorio, seguido de la narración en tercera persona de Orson Welles, quince minutos después de la alarma general del país, que llegó a pensar que estaba siendo invadido.
Orson Welles había adquirido cierto prestigio dramatizando algunas obras como Los Miserables en programas de radio, de modo que en julio de 1938 el Columbia Broadcasting System (CBS) le ofreció realizar un programa semanal en la cadena dramatizando obras. De este modo, Howard Koch, que escribiría más tarde el guion de Casablanca, adaptaba obras como Drácula o El Conde de Montecristo y Welles las interpretaba. En la emisión de La Guerra de los Mundos, Welles interpretaba al profesor Pierson, el científico que explicaba lo ocurrido mientras un actor imitiaba al periodista Carl Philips.
El programa duró casi 59 minutos: los primeros cuarenta correspondieron al falso noticiario, que terminaba con el locutor en la azotea de
Los oyentes que sintonizaron la emisión y no escucharon la introducción pensaron que se trataba de una emisión real de noticias, lo cual provocó el pánico en las calles de Nueva York y Nueva Jersey (donde supuestamente se habrían originado los informes). La comisaría de policía y las redacciones de noticias estaban bloqueadas por las llamadas de oyentes aterrorizados y desesperados que intentaban protegerse de los ficticios ataques con gas de los marcianos. Al día siguiente saltaron protestas exigiendo responsabilidades y una explicación, de modo que el propio Orson Welles pidió perdón por la broma de Halloween, considerada una burla por los oyentes.
La histeria colectiva demostró el poder de los medios de comunicación de masas y este curioso episodio catapultó a la cima la carrera de Welles.
La histeria colectiva demostró el poder de los medios de comunicación de masas y este curioso episodio catapultó a la cima la carrera de Welles.
Las bromas pueden acabar en desastre...
En una broma telefónica, llevada a cabo por Europa FM, una chica, por ganarse un mp3, fingió que le había puesto los cuernos a su novio. Le llamó para contárselo y la discusión terminó muy mal. Acabaron por tirarse los trastos a la cabeza, en directo. Incluso, él llegó a confesarle que también le había puesto los cuernos. Vamos, que todo resultó en desastre. El comentarista de Europa FM, desesperado, le explica al desafortunado novio: "estás en directo, esto era una broma, te has delatado tú mismo. "Dos años en pareja, tirados a la basura… por la desconfianza provocada por la broma radiofónica.
Se necesita una ración de risas para empezar el día.
Con el humor, la simpatía se coló en decenas de hogares, se subió a los colectivos y caminó por la calle: la risa fue, entonces, una compañía cotidiana. Primero en los radioteatros y más tarde en los noticieros, el humor acompañó momentos trascendentes de la historia radiofónica y en definitiva en la historia del país.
Desde Miguel Gila a Carlos Latre, pasando por Tip y Coll, Eugenio, Arévalo, Javier Cansado, Manuel Fuentes, Cruz y Raya y un largo etcétera, todos los grandes humoristas que ha conocido España han realizado sus pinitos en la radio. Algunos de ellos estuvieron muchos más años en las ondas que en televisión, incluso compaginando ambos formatos.
El buen humor es esencial en nuestra vida. Mucho más si debes madrugar para incorporarte a tu puesto de trabajo. ¿Qué mejor manera de levantarse que escuchando la radio? Los directivos de las principales emisoras generalistas españolas parecen decididos a apostar por el humor en las primeras horas del día, puesto que es en esta franja horaria en la que se concentran la mayoría de los programas humorísticos de nuestras radios.
En la madrugada de la radiodifusión española tienen lugar programas como Si amanece nos vamos, en la Cadena SER , que cuenta con el humor como un elemento sustancial del programa. Siempre queda la radio, en Onda Cero es otro ejemplo de programa que combina el humor con la información y la música. A las seis de la madrugada comienza, en la Cadena 100, uno de los programas de mayor solera en la radiodifusión española: La Jungla; hilarante espacio dirigido por Alfonso Arús hasta las diez de la mañana y por José Antonio Abellán a partir de dicha hora y hasta las doce del mediodía, en el que la actualidad y las preocupaciones de la audiencia son tratadas en clave de humor, con geniales imitaciones. En M80 Radio, de siete a diez de la mañana, Pablo Motos intenta, de la mano de Enrique San Francisco, hacer olvidar al carismático Gomaespuma, en su novedoso No somos nadie. En los 40 principales también apreciamos otra faceta del humor, basado en las míticas bromas que conforman el programa Anda Ya! .
A lo largo de la mañana, el humor cede ante la actualidad informativa, refugiándose en pequeñas secciones en espacios como Hoy por Hoy en la Cadena SER, que cuenta, cada viernes, con el equipo de guionistas de los guiñoles de Canal Plus, o con los geniales Gran Wyoming, Enrique San Francisco, Bermúdez, y Florentino Fernández, que ofrecen su peculiar y surrealista visión de la actualidad. También su competidor en la batalla de las audiencias matinales, Protagonistas en Onda Cero, realiza varios guiños al humor.
Durante el resto del día el humor en la radio nacional ocupa un lugar muy secundario, gozando de pequeños espacios como El Peluco, o El Megáfono -en el que podemos disfrutar de las ocurrencias del singular personaje apodado El Pulpo-, ambos en Cadena 100. En Radio Nacional de España, Lo que es la vida, espacio dirigido por Nieves Herrero, parece querer darle mayor importancia al humor, incorporando a su plantilla al humorista Javier Coronas, que se encarga de un espacio humorístico semanal. Por la noche, el deporte es el rey de las ondas, aunque programas como El Tirachinas, de la Cope, también hacen un guiño al humor, en este caso realizando parodias de los protagonistas deportivos de la actualidad, en su sección El Radiador.
La risa es uno de los factores más bellos de la existencia del ser humano. Relaja cuando estás nervioso, puede hacer desaparecer el dolor e, incluso, el miedo. El humor, la carcajada, ese movimiento de mandíbulas desenfrenado que es capaz, incluso, de hacernos llorar, debería tener mayor presencia en nuestras vidas. Y, cómo no, también en nuestras radios.
Hay que saber elegir bien la música.
Si estamos pensando en crear nuestro propio programa de radio, tenemos que plantearnos una serie de cosas fundamentales. Entre otras, es interesante destacar que deberemos de prestar atención a la música que elegimos. Hay que reflexionar seriamente sobre la elección de la música en un programa, por ejemplo, tenemos que tener en cuenta que muchos oyentes ponen una radio determinada sólo por la música –independientemente de qué programa se esté emitiendo.
La elección de la música depende del carácter del programa. Hay diferentes criterios a la hora de elegir la música dependiendo del programa. ¿Qué quiere decir esto? Muy fácil. La música que elegiremos para un programa de radio que trate los temas deportivos de actualidad no será la misma que un programa relacionado con la prehistoria.
Aun no tratándose de un programa musical, la música siempre tiene su pequeño papel en los programas de radio.
Por ejemplo, el Inicio (Opener): Es la música que abre el programa, la que indica al oyente el carácter del mismo, y uno de los factores más importantes que éste tendrá en cuenta a la hora de continuar, o no, escuchando nuestro programa. La música puede transmitir algo sobre el carácter, el ritmo y el estilo del programa (por ejemplo, música dinámica para un programa de deportes; música acogedora para un programa de tertulia sobre temas personales; tonos sobrios, electrónicos para un magazine informativo).
Continuando con el caso especial de los programas no musicales, entre reportajes, secciones o en simples descansos, podemos incluir música para que los oyentes puedan reflexionar sobre lo que les hemos contado, o por el contrario, evadirse de lo que han estado prestando su atención para poder ofrecerles un descanso.
La música puede suscitar a seguir escuchando el programa, porque el programa obtiene su ritmo, entre otros factores, de la interacción y del intercambio entre las distintas formas radiofónicas y la música.
El ritmo, la dinámica, el tempo y la tonalidad son criterios que se han de considerar con mucha atención a la hora de elegir la música. La música no tiene que ser necesariamente siempre coherente: se pueden crear rupturas con la música conscientemente, para conseguir así, que el oyente no deje de prestar atención a nuestro programa.
En un programa de magazine, la música debería dirigirse en lo posible a un grupo determinado, al que también están dirigidos los reportajes. La elección debe ser variada y entretenida. Quien pone música muy monótona, posiblemente está restringiendo el número de sus oyentes potenciales. Continuando con este tema, es importante que tengamos muy claro a quién va dirigido nuestro programa. Si se trata de un programa juvenil, la música deberá estar acorde con este tipo de audiencia. Por el contrario, si es un programa con un carácter, por ejemplo, “heavy”, se sobreentiende que la música que elijamos tendrá que tener también un carácter específico.
Otro de los papeles de la música en los programas de radio, es su función explicativa de la información que estemos dando. Gracias a la música, podemos conseguir que el oyente encuentre una mayor facilidad a la hora de adentrarse en lo que estemos contando. Si, por ejemplo, estamos hablando de un paisaje marítimo, una melodía que aluda a las olas del mar puede servir de gran ayuda para que el oyente se haga una idea de qué estamos hablando. Pero cuidado: no hay que exagerar con la armonización de la música y de los contenidos del programa. No siempre que se habla de Andalucía, por ejemplo, le va bien poner flamenco.
La música también puede reproducir clichés.
Una pieza de música de contenido debería estar correspondientemente planeada dentro del concepto del programa.
Y así concluimos este tema. Queridos amigos y amigas, por favor, sigan nuestros sabios consejos a la hora de elegir la música de su programa. Piénselo dos veces, busquen, indaguen...
y encuentren.
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